En la actualidad, el tiempo y nuestra temporalidad se han convertido en un problema acuciante. Las transformaciones culturales y civilizatorias a las que estamos asistiendo en las últimas décadas propician reorientaciones y mutaciones en la vivencia del tiempo entrelazadas, a veces de modo inextricable, con una subjetividad e intersubjetividad “líquidas” en sus metamorfosis, fuera del cauce tradicional de una identidad estable, lo que produce tanto efectos críticos y creativos como de nefasta repercusión existencial. Por otra parte, desde hace ya más de un año, un Mundo globalizado, más allá de los desplazamientos físicos masivos, los vínculos económicos y las redes telemáticas, por el padecimiento de la pandemia de la Covid-19, insidiosa y cruel, ha tenido la oportunidad de experimentar el modo en que nuestra vivencia de la temporalidad se ha visto afectada profundamente, permitiéndonos comprender leibhaftig, en persona, el significado del “acontecimiento”, el espesor del tiempo, de experiencias como la de una cotidianeidad sin trascendencia, el aburrimiento, el tedio, …, y de afectos y sentimientos como el miedo, la angustia, la ansiedad, etc.

Por otra parte, en la subjetividad e intersubjetividad contemporáneas se aprecia la creciente sensibilidad de que nos estamos quedando “sin tiempo”. Del modo más extraño, en la confluencia de tiempo-y-mundo experimentamos con inquietud que carecemos de tiempo en un mundo de la vida tan atosigado/saturado como nuestras “agendas”. Ya no sabemos qué comprender bajo el conocido proverbio El tiempo es oro. La precariedad y penuria de tiempo, así como la aceleración generalizada, redundan en una creciente banalización, casi se diría que expropiación, de nuestra vivencia del tiempo, que se manifiesta, por ejemplo, en su creciente pérdida de interioridad. Distraídos y zarandeados como usualmente nos encontramos en-el-mundo, la banalización del tiempo acaba transfiriéndose a la experiencia en su conjunto, en sus dimensiones afectiva y de sentido, propiciando que podamos preguntarnos si este tiempo lleno es verdaderamente un tiempo pleno o se revela, más bien, como vacío.

Por lo que se refiere a nuestra relación con el pasado y el futuro, nunca hemos dispuesto de más y mejores “medios” para proteger al primero de su olvido y al futuro de la imprevisión; y, sin embargo, el olvido y lo imprevisto avanzan dejando a la subjetividad “suspendida” en un presente crecientemente inestable e inconsistente, asediada por “novedades” que tornan superficial –cuando no inseguro y amenazante- el futuro e irrelevantes tanto el pasado como el presente. Saturado, sin interioridad, en suspenso e inconsistente: así solemos vivir el tiempo actualmente.

Tras un año de aplazamiento debido a la suspensión general de la presencialidad física como medida de protección sanitaria contra la Covid-19, el XIII Congreso de la Sociedad Española de Fenomenología se hace éstas y otras muchas preguntas para comprender cómo repercuten en la subjetividad estas mutaciones de nuestra vivencia de la temporalidad y, también a la inversa, cómo la auto-comprensión y la vivencia de la subjetividad influyen en la propia vivencia del tiempo.

Más allá de las actuales circunstancias apuntadas, lo importante resiste junto a lo urgente. La vida del tiempo sigue siendo fascinante por sí misma, en la riqueza y profundidad de sus estructuras, expresiones, implicaciones, repercusiones.

Para la filosofía en general, y para la fenomenología en particular, la temporalidad es un tema crucial, no sólo por su interrelación con la subjetividad y la intersubjetividad, sino también por su imbricación con lo Otro, el Cuerpo, la Historia, la Generatividad, el Espacio y el Mundo de la vida.

Las investigaciones de Henri Bergson y de su coetáneo, Edmund Husserl fueron decisivas en la filosofía del siglo XX para estudiar fenomenológicamente el tiempo como experiencia de durée (duración). Martin Heidegger editó en 1928, un año después de Ser y tiempo (obra cumbre y decisiva para esta problemática), las lecciones de Husserl sobre la conciencia interna del tiempo. Otras muchas fenomenologías se han ocupado intensamente del tiempo: Sartre, Merleau-Ponty, Beauvoir, Lévinas, Ricoeur… Sin embargo, con ser importante la tarea de seguir pensando en y desde la intrahistoria, digamos que “académica”, de la fenomenología, lo que quisiéramos pensar en este Congreso, desde diferentes perspectivas fenomenológicas, es la “cosa misma” de la experiencia no sólo del tiempo vivido, sino, más atrevidamente, de lo que aquí denominamos “la vida del tiempo”. De este modo, el tiempo alcanzaría un protagonismo decisivo, muy difícil de pensar, para una fenomenología apasionada en la exploración del vínculo entre conciencia y existencia.

La propuesta de este Congreso abarca, así pues, desde la puesta al día de las investigaciones de la fenomenología en torno al tiempo vivido, hasta las problemáticas concretas que permitan a la fenomenología avanzar en el terreno de una fenomenología aplicada en torno a nuestra temporalidad en el seno del mundo de la vida, entrelazada con nuestra vida afectiva, valorativa, y desde múltiples horizontes de sentido.

Por tanto, los objetivos que nos proponemos en este XIII Congreso Internacional de la Sociedad Española de Fenomenología son:

1. Dar cuenta del estado actual de la investigación en torno a la fenomenología del tiempo vivido.
2. Pensar a fondo el vínculo entre temporalidad, vida afectiva y búsqueda de horizontes de sentido.
3. Diagnosticar la crisis de nuestra temporalidad de acuerdo con el horizonte epocal en que vivimos.
4. Proponer nuevos estilos de pensamiento en torno a la posibilidad de pensar la articulación entre experiencia de la vida y temporalidad.
5. Intercambiar ideas, inquietudes y motivaciones filosóficas desde el horizonte fenomenológico.

Con arreglo a los mismos, se establecen las siguientes líneas del Congreso:

1. Tiempo y conciencia, tiempo y existencia. Fenomenología trascendental y fenomenología existencial.

2. Éxtasis temporales (Presente, Pasado y Futuro) y presentificaciones.

3. Temporalidad, afecto y sentido en el mundo de la vida.

4. Temporalidad, modos de sentir, vivir, desear y estilos de vida.

5. Tiempo, cotidianeidad, crisis.

6. Tiempo, espacio y cuerpo vividos vs. tiempo, espacio y cuerpo objetivos.

7. Temporalidad, historicidad, narración.

8. Fenomenología del tiempo, literatura, arte y tecnología.

Ejemplos de propuestas temáticas enmarcadas en estas líneas:

– Cronos y Kairós.

– La duración, el instante, el ahora, el presente.

– Tempus fugit. Lo efímero.

– Tiempo y atención. Concentración y dispersión.

– Nuestra relación con el pasado. La memoria, el recuerdo, el olvido, la nostalgia, la pérdida de la memoria. Memoria y vida. La memoria sin recuerdos. La memoria histórica. Crisis de la memoria y la dictadura de la novedad.

– La apertura al futuro. Tiempo y proyecto. La previsión y lo imprevisto (inesperado).

– La lentitud, la prisa. Tiempo y demora, tiempo y aceleración. “Slow” y “Fast”.

– Tiempo y Acontecimiento.

– El tiempo perdido, el tiempo recuperado.

– El horizonte temporal del aburrimiento, el tedio.

– Tiempo, repetición, ciclo. Rutina, costumbre, adicción.

– Tiempo de nacer, tiempo de morir. Temporalidad, finitud.

– Tiempo vivido y edades de la vida.

– Tiempo y mismidad.

– Tiempo e intersubjetividad. El tiempo compartido. Lo intergeneracional y su dinámica: contemporáneos, antecesores y sucesores.

– La virtud y el tiempo.

– Temporalidad y vida afectivo-moral (p.ej., culpa, perdón, venganza, promesa, esperanza, desesperación, etc.).

– Psicopatologías de la vivencia del tiempo.

– Temporalidad y formas sociales contemporáneas de apropiación y enajenación del tiempo. Ocupación, Trabajo, Ocio.

– Tiempo y mundo. La gestión del tiempo. Temporalidad y agenda.

ENVÍO DE PROPUESTAS

Envío de propuestas (título y resumen de no más de 300 palabras) antes del 15 de Junio de 2021 a XIIIcongresosefesevilla@gmail.com indicando nombre y apellidos, profesión, centro de trabajo/estudio, e-mail y línea del congreso.

La evaluación de las propuestas se notificará antes del 15 de Julio de 2021.